sábado, 11 de abril de 2015

Judíos errantes - Joseph Roth

Estupendo libro publicado en 1927, por tanto antes de que se desencadenase el horror nacionalsocialista que acabó, prácticamente, con la comunidad judía europea. De esa comunidad, su día a día y sus desvelos, nos habla Roth en este libro, principalmente de los judíos orientales. Trata también, no obstante, de las vivencias de los judíos en la Europa occidental, sea Viena, Berlín, París,... para acabar dando el salto a los judíos de Estados Unidos y, finalmente, los de Rusia. En Europa occidental muestra el contraste entre judíos establecidos hace tiempo y muy integrados en esos países y los judíos recién llegados de oriente.

Copio un pasaje que incluye una leyenda muy bonita referida a España:

'Tendrá que pasar todavía algunos años hasta que los judíos orientales vayan a España. En el Este se cuentan viejas leyendas relacionadas con la larga estancia de los judíos en España. Muchas veces es como una serena nostalgia, una añoranza reprimida hacia ese país que con tanta fuerza recuerda a la patria ancestral, a Palestina.
Vedad es que no puede concebirse contraste más acusado que el existente entre los judíos orientales y los spaniolos. Los judíos spaniolos desprecian a los ashkenásim en general, y a los judíos orientales en particular. Los judíos spaniolos se sienten orgullosos de su vieja y noble raza. Rara es la vez que se produce un matrimonio mixto entre spaniolos y ashkenásim, y casi nunca entre spaniolos y judíos orientales.

Según una antigua leyenda, en una ocasión dos judíos orientales recorrieron el mundo a fin de reunir dinero para construir una sinagoga. Atravesaron a pie Alemania, llegaron al Rin, se encaminaron a Francia y fueron a parar a la viaja comunidad judía de Francia de Montpellier. De allí prosiguieron viaje hacia el Este, sin mapa, sin conocer los caminos, y se extraviaron. Una noche oscura llegaron a la mortalmente peligrosa España, donde los habrían matado a no ser porque los piadosos monjes de un convento español les acogieron. Los monjes invitaron a una discusión a los caminantes judíos, se quedaron encantados con la sabiduría de los judíos, los condujeron de nuevo a través de la frontera y hasta les dieron un montón de oro para la construcción de la sinagoga. Al despedirse, los judíos hubieron de jurar que emplearían realmente el oro para la construcción de la sinagoga.
Y los judíos juraron. Pero la costumbre (aunque no la ley) les prohibía utilizar para lo sagrado el oro aquel que provenía de la propiedad de un convento, no obstante ser un convento amistoso. Tras largas reflexiones, finalmente se les ocurrió la idea de fabricar una bola con el montón de oro y colocarla en el tejado de la sinagoga como una especie de emblema.
Dicha bola de oro luce todavía sobre el tejado de la sinagoga. Y es lo único que une aún a los judíos del Este con su antigua patria española.
Esta historia me la contó un viejo judío. Su profesión era la de escritor de la Thora, un sophar, un hombre piadoso, sabio y pobre. Era enemigo de los sionistas.
«Ahora», dijo, «expira el jérem (el anatema) contra España. No tengo nada en contra de que mis niestos vayan a España. Allí ya no les va mal a los judíos. En España había gentes piadosas, y donde hay cristianos piadosos también pueden vivir los judíos. Pues el temor de Dios ofrece siempre más seguridad que lo que se conoce por moderna humanidad».
El viejo no sabía que la humanidad ya no es moderna. Sólo era un pobre escritor de la Thora.'

Título: Judíos errantes
Autor: Joseph Roth
Editorial: Muchnik Editores
Género: Ensayo
Valoración: Muy buena

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